El Olímpico de Roma era el escenario de la final de la Copa Italia. De un lado, la Lazio de Cristian Ledesma, Juan Pablo Carrizo (fue al banco) y su figura estelar, Mauro Zárate. Del otro, la sorprendente Sampdoria, verduga del Inter en semis y con Hugo Campagnaro como una de sus cartas importantes. Los dos llegaban al encuentro decisivo con la misión de ganar lo único que se les presentaba en esta esquiva temporada, debido a la irregular campaña que están desarrollando en la Serie A.
El match se disputó con tribunas colmadas y con suma concentración desde el minuto cero de parte de uno solo: la Lazio arrancó más despierto que su rival, por ello se puso en ventaja a los 4 del primer tiempo gracias a un perfecto derechazo cruzado del menor de la dinastía Zárate, el ídolo máximo de los tifosi laziales. Sin embargo, así como los de la capital parecía que se llevaban el compromiso de atropellada, la reacción de los genoveses no se hizo esperar: luego de un rebote y un cabezazo en el área, Giampaolo Pazzini -también con su testa- desvió la pelota y anotó el empate.
Luego de eso, situaciones aisladas para ambos, aunque lo que prevaleció fue el temor a no perder, por lo que los penales eran bienvenidos (tampoco en el tiempo extra se sacaron ventaja). En esa instancia, Zárate y Ledesma convirtieron los suyos para la Lazio; pero Campagnaro no pudo hacer lo mismo para la Samp. Su remate, al centro y con poca potencia, fue tapado por el uruguayo Fernando Muslera y provocó la desazón para el es Deportivo Morón y la euforia para los capitalinos, que alzaron, así, su quinto título de Copa Italia.
DAMIÁN ORLANDI
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