La camiseta de Boca, se sabe, es la que mejor le calza al crack argentino. Hoy, despúes de 37 días y muchas conjeturas debido a la demora de su retorno a las canchas, el enganche arrancó como titular en un equipo de Ischia que no juega a nada. Su oponente, en este caso, era Arsenal. Los de Burruchaga llegaban en la misma posición que los Xeneizes (anteúltimos, no primeros ni segundos) y demostrando que aquella conquista Sudamericana de 2007 resultaba contrastable al mango con esta realidad.
En una Bombonera completa en un 50%, fue el equipo del Viaducto el que se puso en ventaja a pocos minutos del comienzo del match: Matos mandó a la red una pelota muy bien tratada por Leguizamón en la jugada previa al tanto. Los fantasmas merodeaban otra vez Brandsen 805, pero claro, había vuelto Román. Luego de marrar una pena máxima (tapada por Campestrini, responsable de que Boca no gane por cinco de diferencia), el enlace empezó a manejar los tiempos de su equipo como en los buenos viejos tiempos y la del Xeneize fue la mejor demostración de fútbol en este campeonato.
Por goles de Figueroa y Chávez, Ischia pudo respirar por un triunfo (fue 2 a 1) necesario como pocos. Pero tomó todavía más aire porque si el mejor jugador de la historia del club está en órbita, Boca vuelve a ser Boca.
DAMIÁN ORLANDI
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