En lo que había sido la temporada de polvo de ladrillo preparatoria para Roland Garros, Rafael Nadal había llevado a cabo un monólogo, el cual proponía que todos sus rivales jueguen por el segundo puesto. Los Masters 1000 de Montecarlo y Roma, sumado a al torneo 500 de Barcelona, quedaron en manos del manacorí y su penúltimo objetivo era Madrid. Sin embargo, el N° 1 del mundo llegó exhausto producto de las cuatro horas que estuvo en cancha el sábado para superar a Novak Djokovic, y eso lo pudo aprovechar nada menos que Roger Federer, quien lo derrotó por doble 6-4 en casi una hora y media. El desgaste físico del lado de Rafa fue evidente y el suizo continuó en el nivel parejo que había exhibido durante el torneo, que pareció marcar una especie de resurrección en su tenis dubitativo. En rodeo ajeno, el 2 del mundo conquistó el título, para llegar con mayor confianza a Roland Garros (empeiza dentro de ocho días) y tratar de adjudicarse el único Grand Slam que le falta. Pero claro, el español estará recuperado y deberán jugar al 120% para vencerlo. En un panorama un poco más competitivo, este abierto parisino que se viene parece presentarse reñido y apasionante. Descontó Federer, nada menos que en arcilla, para dejar el historial entre ambos 7-13.
GERMÁN MARTINA
domingo, 17 de mayo de 2009
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