
En Rusia, los campeones de ese país recibían al Bayern con la ventaja de haber igualado en Alemania y haber conseguido un tanto como visitantes. La presencia de Alejandro Domínguez en los locales y de Martín Demichelis en los teutones (José Sosa ingresó luego), generaba expectativa de nuestra parte por ver el desempeño de nuestros compariotas, más allá del partido en sí. El candidato era el equipo alemán, pero... ¿para qué el título, entonces? El Zenit, con autoridad y un fútbol sencillo y a la vez demoledor, barrió de la cancha a los de Ottmar Hitzfield con un 4 a 0 contundente. El Chori participó del cuarto tanto, cuando ya estaba todo liquidado.
Posteriormente, en Italia, esperaba el otro gran golpe. Fiorentina (Mario Santana titular) y Rangers habían igualado en las Islas Británicas, así que cualquiera que ganara, accedería a la final. No obstante, los 90 minutos y el tiempo suplementario fueron tan aburridos como lo que se vivió en Escocia, así que fueron a los penales. Allí, los de Glasgow vencieron 4 a 2 y dejaron a los espectadores que concurrieron al Artemio Franchi con la boca abierta, incrédulos por la sorpresiva eliminación de su equipo.
El 14 de mayo, entonces, en el estadio del Manchester City, Zenit y Rangers se verán las caras para determinar quién se queda con la UEFA. Para aquellos que dudaban de que en el fútbol gana el que más tiene, acá tienen una prueba de que no es así.
DAMIÁN ORLANDI
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