miércoles, 30 de abril de 2008

SE COMIÓ UN TACO MEXICANO

En realidad fue argentino, pero el equipo sí es de aquel país. ¿A qué nos estamos refiriendo? A la derrota que acaba de sufrir el último campeón del fútbol argentino, en su casa, ante el Atlas. Lanús se presentó por primera vez en su historia en los octavos de final de la Copa Libertadores y no la pasó para nada bien. Porque por un tanto anotado por el taco derecho de Bruno Marioni, los mexicanos vencieron 1 a 0 en en Sur de la provincia de Buenos Aires y tienen grandes chances de pasar a cuartos, ya que además de haber conseguido el triunfo, lograron anotar un tanto de visitantes que puede ser decisivo.

Lamentablemente, la cara que está exhibiendo el conjunto de Ramón Cabrero no es la misma que aquella versión que lo llevó a lo más alto en el Torneo Apertura pasado. Sin dudas, la principal razón de esta reacaída en el rendimiento futbolístico se debe a las continuas lesiones que están sufriendo los integrantes del plantel. Más de medio equipo sufrió inconvenientes físicos en el último tiempo, y el caso más reciente es el de Lautaro Acosta, quien no pudo estar esta noche y también se ausentará en la vuelta, en Gaudalajara.

Hablando del partido, hay que hacer mención a la autoridad con la que ganó el Atlas. Manejó muy bien la pelota, y se movió de manera criteriosa durante los primeros 45 minutos de juego. El tanto de Marioni, ese brillante taco a los 37, fue un golpe que liquidó a Lanús. Porque el Granate había llevado peligro al arco de Bava antes del tanto (dos oportunidades que perdió José Sand) y, después del mismo -en los casi 55 minutos restantes- fue más empuje que otra cosa. No apareció Diego Valeri y las ganas de Agustín Pelletieri y del propio Sand fueron insuficientes. Los mexicanos se defendieron bien y no sufrieron sobresaltos.

La vuelta será la semana próxima, en México. Es la última oportunidad del campeón de demostrar por qué llegó al máximo torneo continental. Tiene que ganar sí o sí para dar vuelta la historia y seguir construyendo la propia. Esa que empezó a escribir en diciembre del año pasado y que puede tener un fin en siete días, aunque esperamos que no sea así.

DAMIÁN ORLANDI

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