domingo, 27 de abril de 2008

LO GANÓ AL FINAL

Parece increíble, pero real. A esta altura de la fecha, cuando se llevan disputados seis partidos, ya tenemos veintidos goles. Nos cansamos de decir que el fútbol argentino no da muestras de ser para nada vistoso. Por el contrario, la gran mayoría de los partidos son aburridos, ya que se juega bajo extrema presión, y de esta cuestión no están exceptuados ni siquiera los Boca o River. Afortunadamente, en esta jornada hemos podido observar encuentros con una importante cantidad de goles. En el escalón más alto aparecen los siete anotados entre Banfield y Huracán (ganó el Taladro 4 a 3), ayer, y hace instantes disfrutamos de otro encuentro vibrante.

En el José Amalfitani, Vélez afrontaba una de sus últimas chances de recuperación ante el último campeón. Lanús, con mayoría de juveniles y suplentes, llegaba con el objetivo de sumar confianza más que puntos en la tabla, ya que tienen asegurada la participación en la próxima Libertadores (están disputando la actual edición) y están lejos en los promedios por el descenso. Una victoria para los Granates los ayudaría a encarar la serie de octavos de la Copa ante Atlas, con mayor convicción y seguridad en sí mismo. Por el lado del Fortín, el triunfo colaboraría para que el sueño de campeonar no quedara lejano.

Como anticipamos, fue un cotejo emocionante, con definición sobre el epílogo del mismo. Lanús se adelantó dos veces en el marcador, con un golazo de Nicolás Ramírez y otro de Germán Cano antes de los 15. Pero justamente en ese minuto, Leonel Ríos la clavó en el ángulo con un zurdazo perfectamente colocado. Los insultos de los hinchas velezanos cambiaron por aliento. Y así, el local llegó a la igualdad antes del final del primer tiempo, gracias a un cabezazo con fortuna de Santiago Silva, quien se descargó y lo gritó con furia más que con alegría.

El complemento no fue el mismo, ya que pareció que la visita se conformaba con la igualdad, mientras que los de Hugo Tocalli no sabían cómo vulnerar a Carlos Bossio por tercera vez en la noche. Y se hizo rogar el tanto de la victoria para el Fortín, porque recién en tiempo de descuento, Pablo Lima metió un tiro libre ejecutado a la perfección por encima del altísimo Chiquito y marcó el 3 a 2 definitivo. Ese que significó, al mismo tiempo, un desahogo para el local y otro golpe al corazón del campeón.

DAMIÁN ORLANDI

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