Tanto Alexis Sánchez (la figura de la cancha), como Mauro Rosales, Diego Buonanotte y Radamel Falcao (se podría sumar a Matías Abelairas, de gran partido, para equiparar en número a la "Máquina" original) tuvieron una tarde iluminada, similar a las de las mejores épocas de este River que, desde hacía tiempo, no tenía este rendimiento tan convincente y que causó temor a propios y extraños, en un primer tiempo en el que sus referentes de ataque se apiadaron de la defensa velezana y sólo encontraron la red contraria en dos ocasiones.
Pudo Gustavo Balvorín en tres oportunidades y Alejandro Cabral en otra (su zurdazo dio en el travesaño) cambiar el rumbo de la historia, pero muchas veces esta ya está escrita de antemano. El nivel futbolístico del equipo de Diego Simeone en el José Amalfitani superó la media. En 45 minutos, los de Núñez pudieron conseguir un resultado antológico, pero las imperfectas definiciones de quienes actuaron brillantemente durante gran parte del juego generaron que aquellos espectadores, neutrales y partidarios, que observaron este encuentro en el que sólo hubo un conjunto protagonista, desestimaran del pedido al de la butaca contigua para que los pellizaran con el fin de comprbar si lo que estaban viviendo formaba parte de la realidad o si todo era un sueño.
Fue un "humilde" 2 a 0 para los de la banda (goles de Sánchez y Falcao), quienes ya son líderes en el Torneo y en la Copa y que buscarán, con actuaciones como la de hoy, seguir reivindicando lo que la historia de esa camiseta les pide: ganar, pero sin olvidar que el gustar también es una de las máximas y hasta tal vez tenga más importancia que conseguir los tres puntos en un partido.
DAMIÁN ORLANDI
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