La ventaja obtenida en Buenos Aires ante el Mineros venezolano (2-0) le daba cierta tranquilidad. Este estado de ánimo se daba por diversos factores: no le convirtieron de visitante, la diferencia de dos goles era para estar serenos, el nivel del rival no era de gran jerarquía (por lo exhibido en la ida) y, el fundamental, a los de Gustavo Alfaro les va mucho mejor afuera que adentro (nunca perdieron en esa condición el semestre pasado). Todo estaba dado para que el conjunto argentino clasificara.
El partido comenzó controlado por Arsenal. Sebastián Carrera desnivelaba por la derecha y le ganaba las espaldas a su marcador. Sin embargo, las chances de gol escaseaban y el partido parecía que iba a morir enun 0 a 0 cantado (por lo menos en el primer tiempo). Pero, en el descuento, llegó un centro desde la izquierda y Martín Andrizzi, con la intención de despejar el balón, se llevó puesto a un contrario y el árbitro sancionó, de manera acertada, el penal. Catriel Orcellet, reemplazante de Mario Cuenca, no pudo ante el remate de Pereira y los locales se pusieron 1 a 0.
Pero les iba a durar poco la alegría. Tan sólo 16 minutos, el tiempo que tuvieron de descanso y el primero del segundo tiempo porque, en ese instante, José Luis Calderón envió a la red un centro perfectamente ejecutado por Andrizzi, quien enmendaba su error en el tanto de los venezolanos. 1 a 1 y clasificación casi asegurada, ya que Mineros debía convertir tres goles más para meterse en la Copa. Pero sólo hizo uno: un centro desde la derecha fue conectado por la cabeza de Dos Santos, quien puso el 2 a 1 final.
Arsenal perdió, pero clasificó. Misión cumplida en Sarandí. Alfaro y sus dirigidos siguen haciendo historia, ya que lograron meterse en la segunda fase de la Libertadores por primera vez. Fluminense, Libertad y Liga Universitaria de Quito lo esperan (¿con temor?) en el grupo 8.
DAMIÁN ORLANDI
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