Para el comienzo del Clausura, los de Victoria contaban con varias ausencias: Lázzaro y Ferrero fueron transferidos; Morero y Blengio, los otros integrantes de defensa, estaban suspendidos, al igual que Román Martinez; por último, Sebastián Rusculleda se está recuperando de un desgarro y tampoco pudo jugar en el debut.
En ese primer encuentro, Tigre recibió a Gimnasia. Guillermo Sanguinetti dirigía su primer partido al frente del Lobo y el refuerzo de peso del equipo, el uruguayo Diego Alonso, no pudo estar presente debido a que no llegó el transfer proveniente de Europa.
El comienzo del partido fue favorable a los de La Plata. A los 4, Juan Cuevas, titular en la delantera junto a su tocayo Neira, la abrió hacia la derecha e Ignacio Piatti, uno de los mejores de la cancha, definió cruzado para estampar el 1 a 0. Posteriormente al gol, el encuentro fue muy parejo y empezó a prevalecer la pierna fuerte. En una de esas acciones, Santiago Gentiletti le entró mal a Matias Giménez y debió irse expulsado. El 4-4-2 que Cagna puso en cancha resultó ineficaz durante gran parte del match.
En el segundo tiempo, el "Matador" buscó por empuje, pero sin ideas. Los ingresos de Morel, Diz y Suárez eran muestras claras del objetivo del equipo: dar vuelta, como sea, el marcador. Y tardaron en conseguirlo, pero lo hicieron. A los 40, Morel recibió un centro de Alesandria y definió con derecha. A uno del final, Guillermo Suárez clavó un golazo con un zurdazo cruzado y todo Victoria festejó.
Fue 2 a 1 para Tigre. Injusto porque Gimnasia, a pesar de estar con diez durante 60 minutos, siempre controló el trámite del juego. Pero el que hace más goles es el que gana, y por eso hoy, como en casi todo el torneo pasado, le tocó a Cagna y a los suyos festejar.
DAMIÁN ORLANDI
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