
Hoy, Vélez es el campeón del fútbol argentino. Con Influenza o sin Influenza, en un estadio colmado, el team de Gareca se basó en sus ganas y un fútbol por momentos vistoso para ajusticiar al candidato Huracán y quedarse con el séptimo título de su historia.
En una última fecha ajustada (basta de decir que era una final, porque si empataban, el campeón era Huracán) fue con una historia a punto de culminar siendo feliz para los de Ángel Cappa, pero el que triunfó fue el más sólido de todos, el que menos perdió, el de la valla menos vencida; aunque, en realidad, la diferencia con el Globo fue exigua, podría haber sido para cualquiera de los dos.
El gol de Maxi Moralez (se fue expulsado), en una jugada que debió ser anulada por Gabriel Brazenas (de mal arbitraje, por no haber cobrado falta de Larrivey sobre Monzón en el tanto, no haber expulsado a Arano por un terrible foul sobre Cubero y anularle un gol a Eduardo Domínguez, en culpa compartida con un asistente), Vélez cerró un gran campeonato y venció 1 a 0 al Globo, que tuvo el mismo mérito que el conjunto de Liniers para quedarse con el campeonato, pero se quedó con las manos vacías.
El título se va para Liniers, dedicado a los adoradores del fútbol lírico del Quemero de Cappa y a aquel que desistió en su momento de vestirse la ropa de entrenamiento en la Villa Olímpica, para mudarse a Ezeiza. A pesar de que el granizo casi posterga el desenlace y del bochorno de todo final de campeonato, los de Gareca son merecedores de esa consagración. Huracán también debe festejar, porque su campaña fue excepcional y quedó a un paso por un error arbitral. Manteniendo la base, lo dijo su DT, serán candidatos en el Apertura. Vélez, a la Sudamericana frente a Boca y a festejar, que lo merece y cómo.
DAMIÁN ORLANDI
No hay comentarios:
Publicar un comentario