Finalizado el partido de ida de unas de las semifinales de la Copa Libertadores, entre Estudiantes y Nacional, queda la incógnita abierta: ¿el 1 a 0 le basta al Pincha para ir tranquilo al Centenario, sabiendo que Juan Sebastián Verón tuvo que salir en el entretiempo, la diferencia es mínima y la vuelta se jugará con tribunas repletas por fanáticos del Bolso?
Los alicientes que tiene el León están relacionados con la mística recuperada de los años 60; conocer muy bien ese estadio, ya que allí acumula hitos históricos en su glorioso recorrido continental; haber logrado mantener su valla invicta, por lo que ante cada gol suyo, Nacional deberá marcar dos; saber que la Bruja es fundamental, pero éste equipo ya ha demostrado que es justamente eso, una unión de fuerza, destreza y talento, y no individualidades aisladas. Además, la incorporación de Schiavi, por el lesionado Marcos Angeleri, le brinda esa cuota de experiencia que cualquier equipo necesita; un líder positivo y con chapa para jugar finales.
Diego Galván, ante la ausencia obligada por enfermedad (no gripe porcina, por suerte) de Enzo Pérez, salió a la cancha como titular y metió el único tanto. Fue luego de una avivada de Verón (antes de salir lesionado en el entretiempo), quien movió rápido un tiro libre, se la puso en el pecho a Leandro Benitez y este, con su habitual precisión, la metió entre el arquero Rodrigo Muñoz y Diego Galván, quien se tiró de cabeza hacia el balón y con un testazo dejó su firma en la red.
El miércoles próximo será la revancha, con todos los condimentos comentados anteriormente. Estudiantes está a un paso de la final, pero deberá ratificar su condición de candidatazo en un contexto desfavorable, y no tanto. En cinco días veremos cómo se resuelve esta historia…
DAMIÁN ORLANDI
viernes, 26 de junio de 2009
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