jueves, 25 de junio de 2009

LE AMARGÓ LA FIESTA

Si bien el verde fue el color más visto en el estadio de Johannesburgo, no pudo ser el de la esperanza por dar el batacazo contra la mejor selección de todos los tiempos (por su historia, está claro). Los sudafricanos, acompañados por su gente que espera ansiosa el mundial del año que viene en casa, jugaron un partido con mucha actitud frente a Brasil. Aunque les alcanzó hasta el minuto 89, ya que allí el Scratch pudo sellar su pase a la final de la Copa Confederaciones. Pero vale ir por parte... El conjunto africano manejó bien la pelota, hizo trabajar muy bien a sus carrileros y, si bien no consiguió rentabilidad en sus llegadas, ganó en posesión del balón y asustó a una Verdeamarelha que se refugió y desandó un fútbol deslucido. El final del primer tiempo culminó con un bullicio producto de la excitación del público, que veía cómo el local dominaba a los conducidos por Dunga. En el complemento, Sudáfrica continuó con la iniciativa, se cuidó de Brasil que tomó una predisposición de contragolpe pero no pudo facturar en sus arribos al área. Hasta que llegó el minuto 89. Sí, justo cuando el tiempo se extinguía y la definición parecía decantar en el tiempo extra. O, en su defecto, de seguir la igualdad, en los penales. Pero el árbitro vio una falta dudosa en la puerta del área y allí estaba Dani Alves, quien había entrado a los 37 del segundo tiempo, para colgar la pelota en la red mediante un derechazo cruzado. La desolación invadió el estadio y los brasileños festejaron el pasaje a la final.
Una nueva final a la que llega el Scratch en esta Copa, la cual ganó en 2005 (a Argentina por goleada, ¿les suena?) y ahora busca repetir. Enfrente estará Estados Unidos, que causó sorpresa por bajar ayer a España. ¿Habrá un nuevo golpe de los yanquis o los de Dunga sacarán chapa de lo que significa la selección brasileña?

GERMÁN MARTINA

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