Lanús no perdió contra cualquiera, en cualquier momento. El puntero del campeonato cayó con Arsenal, el último del torneo, a tres fechas para el final y con un porcentaje interesante del título en el bolsillo. Es cierto que todavía tiene que jugar con Vélez en La Fortaleza y que debe visitar al urgido San Martín en la Ciudadela, pero el team de Zubeldía dependía de sí mismo. Ahora, la incógnita está abierta y las certezas que parecían avizorarse en el futuro inmediato, apenas si se esfumaron.
En un torneo en el que -como ya hemos dicho en repetidas oportunidades- cualquiera le puede ganar a cualquiera, el Granate no podía caer en su visita al Viaducto. Pero claro, Arsenal no lo dejó ni despertarse. En 25 minutos, el equipo de Burruchaga (a no confundirse: jugó como el de Arsene Wegner, pero era nuestro Arse) ya ganaba 3 a 0: dos de Pellerano y uno del eficaz ejecutante de pelota quieta, hermano vocal de Buonanotte, Sergio Sena –de penal-. Cuando llegó la reacción y el descuento con gran gol de Velázquez, terminaron los 45 iniciales.
Ya en el segundo, Pellerano sí parecía Fábregas; Sena, Bacary Sagna; Matos, Adebayor y Poggi, Van Persie. Arsenal jugó a piacere y el líder del certamen se resignó. El gol de Benedetto (no el amigo de Tití) puso cifras lapidarias y contundentes.
Un 4 a 1 al corazón del candidato de este servidor, cuando quedan seis por jugarse, parece una novela de ciencia ficción. Pero es la realidad. Y Lanús deberá darlo vuelta. Tiene con qué. Le sobra.
DAMIÁN ORLANDI
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