Que un equipo entero levante la patita, se ha visto en numerosas ocasiones. Que al momento de definir abajo del arco (léase Da Silva, solo frente al arco de Gutiérrez, con el arco a su disposición, un arquero sin capacidad de respuesta ante las facilidades otorgadas para el delantero... cabeceó por arriba), la tiren pa' fuera, también. Que la hinchada organice una fiesta en las tribunas al final del partido, como si sus jugadores hubieran conseguido un triunfo vital, cuando en realidad perdieron ante un conjunto que es de lo peor del país, no tanto. Pero pasó esta noche.
San Martín ganó con un gol de Matías Urbano (luego expulsado) en el primer tiempo y con eso le basta para complicarle la vida a Gimnasia, Godoy Cruz y al ya nombrado y víctima Central.
Para el final, dejamos lo que menos se va a decir: los tucumanos demostraron que quieren quedarse en Primera, pusieron lo que tenían que poner, jugaron como tenían que jugar y callaron a los que los amenazaron -por lo menos- por un fin de semana. En dos semanas sabremos qué será del futuro del Santo.
Lo que pasó hoy, no es novedad. Ya sea, que se "arregle" un partido o que un equipo a punto de descender, consiga un magnífico triunfo como visitante. Ustedes eligen.
DAMIÁN ORLANDI
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