BICHO HUNDIDO

Argentinos Juniors ha tenido un torneo lamentable. Después de llegar a semifinales de la Copa Sudamericana, el año pasado, la ilusión en la gente de La Paternal se centraba en hacer una buena campaña en este certamen para luchar con los de arriba o conseguir la segunda clasificación consecutiva a aquel torneo continental. La asunción de Vivas, en el banco, cuya capacidad fue demostrada en Estudiantes y Atlas (siempre en Inferiores) y con un plan Bielsista con ansias de ser explotado, terminó en insultos para el bueno de Claudio y en cambio de timón para un viejo conocido de la casa. Otro Claudio, Borghi, llegó con un currículum esperanzador: tricampeonato con Colo Colo y mal paso por Independiente, aparecían como los antecedentes del ex crack de la Selección. El mal trago del Rojo lo borra la paupérrima actualidad del equipo de Gallego. Con esos futbolistas, no hay técnico que aguante.

Debut con derrota en Arroyito, ante Central, no daba ánimo suficiente para jugar con un envalentonado Banfield, en el Diego Maradona. El conjunto de Julio Falcioni consiguió la ansiada permanencia la semana pasada, por lo que afrontaba este compromiso sin presión.

El tanto de Peñalba al comienzo del partido agrandó al Taladro, aunque recién en el complemento llegó la igualdad, gracias a un cabezazo de Julio Barraza.

Banfield lo pudo ganar, Argentinos lo pudo perder. La actualidad deslucida del Bicho marca que, muchas veces, hay que replantearse una cuestión primordial para quien escribe estas líneas: la culpa no siempre la tiene el entrenador. Hoy, con el 1 a 1 en La Paternal, los de Borghi y antes de Vivas están últimos y pueden cumplir la peor campaña en torneos cortos. Inimaginable situación hace seis meses, pero la muchas veces cruel realidad resulta positiva para el futuro. Este mismo equipo estuvo entre los mejores cuatro del continente a fines de 2008. Habrá que mirar la mitad (o la gota) del vaso lleno...

DAMIÁN ORLANDI