LAS COSAS EN SU LUGAR

Desde que a mediados de la década del 80, León Najnudel propuso crear un torneo profesional nacional, en el que los diferentes clubes del país pudieran tener la posibilidad de pelear palmo a palmo con los de Capital, generar un semillero que abastezca a ese campeonato con el talento siempre bien ponderado de nuestros basquetbolistas y posteriormente -como consecuencia de ese trabajo de la "materia prima"- lograr que esa competición sea una vidriera para el mundo; hubo un representante que se destacó por sobre el resto, y fue del interior.

Atenas de Córdoba o el "Griego" es, desde el nacimiento de la Liga Nacional, la institución más sólida y ganadora de la corta, pero exitosa historia del certámen argentino. Desde su primer título, en 1987, hasta esta temporada; el equipo cordobés siempre supo demostrar su supremacía sobre el resto. En el comienzo de este año, y luego de darse un lujo de cinco de sequía (con crisis económica de por medio), siempre fue el más ganador (acumulaba ocho títulos).

Con el objetivo de retomar el puesto que le correspondía, Rubén Magnano y Leo Gutiérrez (DT e integrante del equipo de la Argentina dorada en Atenas 2004) fueron convocados por el presidente, Felipe Lábaque. Luego de terminar primero en la temporada regular y de unos dubitativos Playoffs, Atenas sacó chapa en la final. Su rival, Peñarol, se la hizo complicada. Sin embargo, anoche, los cordobeses le aguaron la fiesta y dejaron muy tristes a los de La Feliz, que pretendían llevar la serie al séptimo y decisivo juego. En un Polideportivo Islas Malvinas repleto (alrededor de 8.500 personas), Atenas se impuso 93-81 y selló la serie a su favor.

La novena Liga de su historia, la primera después de seis años, sin dudas, puso las cosas en su lugar.

DAMIÁN ORLANDI