Cuando comenzó esta Copa Libertadores, pocos candidatos se vislumbraban con chances ciertas de quedarse de antemano con el torneo continental. La mediocridad del fútbol sudamericano aparecía como la razón principal para no distinguir a un equipo sobre el resto. Boca y San Pablo, por su historia reciente y Colo Colo, por el paso arrollador en Chile, eran reconocidos por lo hecho hace un tiempo, aunque el hecho de mostrar en más de una ocasión sus puntos débiles generaban que esa luz que los diferenciaba se mezclara con la de los demás y todos estuvieran en una misma bolsa de incertidumbre.
No obstante, ni bien arrancó el torneo, un conjunto se postuló como máximo exponente: Libertad de Paraguay. El equipo de Torrente ganó sus primeros cuatro compromisos y fue el primero en clasificar a octavos. Con individualidades experimentadas, una muestra notable de solidez defensiva (la cualidad por excelencia de los guaraníes) y un ataque distinguido por sus variantes y poder de gol; generaron que toda América llegara a la conclusión de que ese candidato previo que no existía, se vistiera rápidamente de blanco y negro y se identificara en solo uno.
Sin embargo, algo pasó. Porque cuando los paraguayos debían concretar, fallaron. A la hora de conseguir resultados positivos para quedar como primeros en la general y definir todo de local, su rendimiento mermó y dos derrotas consecutivas hicieron que el barco se desestabilizara. Más todavía cuando los de Asunción se enteraron que su rival sería el mítico Estudiantes.
El Pincha, desde que Sabella es su DT, acumula doce partidos invicto. La derrota en octavos ante el Campeón, Liga, en la pasada edición y el subcampeonato en la Sudamericana ratificaban esa identificación conseguida por el León de La Plata en la década del 60.
Y Libertad no pudo hacer nada... El 3 a 0 en la ida -polémico por el penal inventado para el equipo argentino- casi había liquidado la serie. La confirmación llegó en Paraguay. Un 0 a 0 sin transpirar para Estudiantes provocó que los paraguayos tuvieran que volver a casa antes de tiempo y que el León se pusiera, otra vez, la pilcha de candidato. Esa que le queda tan bien...
DAMIÁN ORLANDI
viernes, 15 de mayo de 2009
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