En el primer tiempo, las situaciones de peligro en los arcos fueron contadas. José Manuel Reina y Peter Cech fueron espectadores de lujo de un encuentro peleado a muerte en la mitad de la cancha, donde se impuso con gran jerarquía Javier Mascherano, el único argentino presente en cancha. Justamente el "Jefecito" -cuando restaban dos para la finalización de esa etapa y parecía que se iban a los vestuarios en tablas- recibió una pelota en la puerta del área y remató mordido, pero afortunamente para él, el balón le cayó al holandés Dirk Kuyt, quien con un fuerte derechazo vulneró al arquero checo.
En el complemento, más de lo mismo, aunque el Chelsea demostró que su objetivo no era quedarse sólo con un tanto en su valla, sino ir en búsqueda del empate. Sin embargo, pasaban los minutos y el local se defendía cada vez mejor, por lo que los de Grant ya estaban casi resignados. Pero... El noruego John Arne Riise, titular indiscutido tiempo atrás en el conjunto de Rafael Benítez, ingresó en el complemento por quien le "robó" el puesto, el brasileño Fabio Aurelio. En el tercer minuto de descuento, Didier Drogba giró sobre la izquierda y envió un centro para el solitario Nicolás Anelka, pero el envío quedó corto. Claro, el peligro hubiera sido despejado si el escandinavo enviaba el balón hacia afuera o al centro del campo, no a su propio arco. Sí, Riise fue protagonista de una "fatalidad", ya que cabeceó la número "5" con la potencia de un centrodelantero y la clavó en el ángulo de un impotente Reina.
Ese gol en contra puede definir la serie en favor del Chelsea. El 1 a 1, por el gol de visitante, le cayó mucho mejor a los Blues, quienes recibirán a los Reds en ocho días y rezarán para que un tal Riise esté presente del otro lado y les de otra manito...
DAMIÁN ORLANDI
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