martes, 22 de abril de 2008

UN NORUEGO SUELTO EN LIVERPOOL

Se disputó la ida de una de las semifinales de la UEFA Champions League. En Anfield Road, Liverpool recibía al Chelsea con la intención de eliminarlo por tercera vez en cuatro años de la misma instancia de la misma competencia. Sucede que los Reds se sacaron de encima a los Blues en las semifinales de dicho torneo en 2005 y 2007, por lo que la misión de los dirigidos -en este caso- por Avram Grant (antes el DT era José Mourinho), pasa porque se cumpla el lema "la tercera es la vencida" y no "no hay dos sin tres". Por lo pronto, sólo se jugó el primer partido y, teniendo en cuenta el resultado final, los visitantes quedaron con mayores chances de pasar al partido cumbre, a celebrarse en Moscú.

En el primer tiempo, las situaciones de peligro en los arcos fueron contadas. José Manuel Reina y Peter Cech fueron espectadores de lujo de un encuentro peleado a muerte en la mitad de la cancha, donde se impuso con gran jerarquía Javier Mascherano, el único argentino presente en cancha. Justamente el "Jefecito" -cuando restaban dos para la finalización de esa etapa y parecía que se iban a los vestuarios en tablas- recibió una pelota en la puerta del área y remató mordido, pero afortunamente para él, el balón le cayó al holandés Dirk Kuyt, quien con un fuerte derechazo vulneró al arquero checo.

En el complemento, más de lo mismo, aunque el Chelsea demostró que su objetivo no era quedarse sólo con un tanto en su valla, sino ir en búsqueda del empate. Sin embargo, pasaban los minutos y el local se defendía cada vez mejor, por lo que los de Grant ya estaban casi resignados. Pero... El noruego John Arne Riise, titular indiscutido tiempo atrás en el conjunto de Rafael Benítez, ingresó en el complemento por quien le "robó" el puesto, el brasileño Fabio Aurelio. En el tercer minuto de descuento, Didier Drogba giró sobre la izquierda y envió un centro para el solitario Nicolás Anelka, pero el envío quedó corto. Claro, el peligro hubiera sido despejado si el escandinavo enviaba el balón hacia afuera o al centro del campo, no a su propio arco. Sí, Riise fue protagonista de una "fatalidad", ya que cabeceó la número "5" con la potencia de un centrodelantero y la clavó en el ángulo de un impotente Reina.

Ese gol en contra puede definir la serie en favor del Chelsea. El 1 a 1, por el gol de visitante, le cayó mucho mejor a los Blues, quienes recibirán a los Reds en ocho días y rezarán para que un tal Riise esté presente del otro lado y les de otra manito...

DAMIÁN ORLANDI

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