Y los rosarinos salieron mejor parados en este choque trascendental. Ciertamente, ambos planteles propusieron muy poco en la primera parte, con pocas ideas y estudiando plenamente lo que hiciera su adversario. El rojinegro logró ser un poco más agresivo que la Academia ocasionando la llegada más clara por intermedio de Da Silva, quien reventó el palo derecho de Hilario Navarro con un rotundo remate. Esa sería la jugada más clara en los primeros 45, y ya el segundo tiempo tendría otro color.
Los equipos dejaron las especulaciones de lado, se animaron a atacar con más decisión y el más preponderante resultó ser el conjunto de Caruso Lombardi, que a través de Santiago Salcedo consiguió vulnerar a Hilario Navarro con un disparó que sacudió la red, permitiendo así que explotáse todo Parque Independencia o por lo menos el 75% del estadio. Lo tuvo la Lepra de contragolpe, que hasta el final del partido se dedicó a esperar a quien tenía la verdadera urgencia, aunque Racing siguió igual: sin variantes para llegar con profundidad y muy previsible a la hora de atinar a lastimar a su oponente.
Al momento que Héctor Baldassi dio el pitazo final, todo Newell´s se desahogó con un festejo incontenible, por la magnitud del resultado favorable y la tranquilidad de igualar a los de Avellaneda en los promedios.
Para Racing, la desazón, la frustración y la incredulidad que deja este tipo de presentaciones ante rivales directos que lo único que hace es llenar un poquito más el vaso de agua, el cual los hinchas académicos esperan no ver rebalsar.
GERMAN MARTINA
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