sábado, 15 de marzo de 2008

MILAGRO EN LIVERPOOL

Además de correr los 90 minutos como si tuviera más de dos pulmones, de ir a cada pelota como si fuera la última, de servir de rueda de auxilio para todos y cada uno de sus compañeros, Javier Mascherano ahora también es goleador. Claro que esto último es una exageración, ya que resulta imposible encontrar a un volante central que sea goleador en el mundo (Xavi es la excepción a la regla) y porque las características y el juego del Jefecito representan a la perfección lo que un entrenador pretende de un futbolista en el aspecto defensivo.

Sin embargo, el ex River se destapó en la última Copa América con dos goles (ante Paraguay y Perú) y parecía que surgía un goleador diferente al resto, pero no. Desde aquel mes de julio, Mascherano no consiguió más tantos, ni con la Selección Argentina ni con su club actual (y hasta 2012, mínimo), el Liverpool. Hasta hoy. Porque los Reds caían 1 a 0 ante el Reading como locales (gol de Marek Matejovsky) y se veían sorprendidos en el comienzo. Para llegar al empate, no recurrieron a ninguno de sus goleadores, sino a un arma completamente imprevisible: el volante nacido en San Lorenzo, (provincia de Santa fe) igualó para los de Rafa Benítez a los 19 del primer tiempo -luego de un pase de Ryan Babel y una precisa definición de derecha- con un tanto que significó el primero desde su estadía en Inglaterra y el quinto en su carrera.

A los 3 de la segunda etapa, Fernando Torres hizo que aquellos que se pellizcaron por el gol de argentino, volvieran en sí: el Niño sí está acostumbrado a convertir (es el segundo máximo anotador de la Premier League) y, para no perder la costumbre, puso el 2 a 1 final. Un resultado que no hubiera sido tal si uno de los mejores recuperadores del planeta no se hacía una incursión por tierras desconocidas y exhibía (como buen goleador) el camino a seguir para lograr la victoria.


DAMIÁN ORLANDI

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