Boca tenía la gran chance de treparse a la punta del campeonato, porque Vélez no había jugado. Era el primer examen de temperamento que afrontaba el equipo de Ischia. Pero no salió bien parado. Viajó hasta La Paternal para medirse con Huracán en la cancha de Argentinos. El partido fue discreto porque ninguno de los dos encontró la formula para vulnerar al otro. A Boca le costó demasiado crear situaciones, debido a que Riquelme no participó casi del juego. Por el lado de Huracán mucho más no se podía esperar, un equipo bien plantado defensivamente y con algunas contras que poco inquietaron a Caranta.
Las situaciones más peligrosas fueron del visitante. Palacio tuvo cuatro situaciones (una más clara que la otra) para convertir y falló. Esta vez no hizo ningún gesto en contra del periodismo, curiosamente. Faltaron ideas en el conjunto de Ischia, nunca se pudieron conectar Riquelme, Palacio y Palermo. El goleador de Boca tuvo su primera situación clara a la media hora del segundo tiempo. Este dato marca claramente la tendencia del partido. Aburrido.
Se jugó poco y se peleó mucho. Obviamente fue 0-0 pero hay cuestiones a analizar: Huracán se refugia hasta de local y eso es contraproducente. Y en Boca hay algo positivo pero a la vez negativo. ¿Cómo? Muy fácil, por segunda vez consecutiva merece la victoria (la primera frente a Independiente) pero no la consigue. ¿Falta de contundencia? ¿Mala suerte? ¿Es un equipo por demás confiado? La realidad es una. Boca de los últimos seis puntos en el torneo sacó solo dos. De a poco la Copa Libertadores asoma como el objetivo principal.
AUGUSTO CESAR
lunes, 17 de marzo de 2008
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