domingo, 3 de febrero de 2008

TUVO REVANCHA

River y Boca se enfrentaron por segunda vez en una semana. Como todos sabemos, el primer Superclásico se lo había quedado el conjunto de Carlos Ischia, por lo tanto, las responsabilidades y la presión en éste corrían por cuenta de los de Diego Simeone, quienes querían revancha.

En un estadio colmado, los protagonistas brindaron un espectáculo excepcional. Tal vez no hubo muchos momentos de buen fútbol, pero lo cierto es que los futbolistas dejaron todo en la cancha, como si el partido hubiese sido por los puntos.

El comienzo del primer tiempo encontró mejor a Boca. Gracias al lucimiento colectivo y a lo desequilibrado que quedaba River del medio hacia atrás, el Xeneize era más y merecía la ventaja. Y esa diferencia se cristalizó en la red luego de un centro de Dátolo que cayó en la cabeza de Paletta, quien envió el balón a la red con un testazo cruzado. Otra vez a River le hacían un gol de pelota parada. En la cercanía a Carrizo, los Millonarios sufrían, y mucho. Ferrari se jugaba una parada brava: el técnico cambió su esquema preferido (del 3-3-1-3 pasó al 4-2-3-1) y apostó por el ex Central para ocupar la banda derecha. El "Loncho", quien tuvo un 2007 aceptable, comparado con el de la mayoría de sus compañeros, debía responder adentro del campo para asegurarse la titularidad en el comienzo del torneo. Pero Palacio lo desbordó en todo el primer tiempo y la actuación del defensor fue insuficiente.

Todo era de Boca, hasta que apareció el chileno: la figura del partido, Alexis Sánchez, habilitó de manera brillante a Falcao, quien picó a las espaldas de Cáceres, enfrentó a Migliore y definió con gran categoría. Minutos después, River hizo que la injusticia sea aún mayor en Mendoza: centro de Ortega desde la derecha, la tocó Sánchez y Abreu apareció solo en el segundo palo para definir. Y eso no fue todo. El Niño Maravilla agarró la pelota en tres cuartos y encaró: pasó a Monzón, Battaglia le sacó una foto al número de la camiseta, Paletta casi se quiebra y lo mismo sucedió con Cáceres. Sólo faltaba el gol. Pero no: Sánchez eligió tirarse en el área ante el cierre de Álvaro González, quien barrió pero no lo tocó. ¿Qué cobró Pezzota? Penal y segunda amarilla para el uruguayo. Ese doble error del árbitro sería vital para las chances de Boca en lo que restaba de partido (poco más de un tiempo). En la pena máxima, Ortega puso el 3 a 1.

El complemento mostró a los de Ischia con mayor ambición. Castromán entró por Ledesma y Battaglia se convirtió en un león del mediocampo. Ni bien comenzó la segunda etapa, el duelo de la noche salió a escena nuevamente: Ferrari agarró a Palacio en el área y Pezzota cobró el penal, esta vez de manera acertada, y como el defensor estaba amonestado el árbitro decidió expulsarlo. ¿Habrá querido compensar el error del primer tiempo? No era para roja, ya que el delantero bahiense estaba de espaldas al arco y el agarrón fue leve. Pero bueno... Fue Palermo y Boca descontó.

Lo que se esperaba luego de ese gol era un partido a vida o muerte de parte de ambos equipos. Lo fue por la garra que pusieron, pero no hubo chances de gol claras, salvo dos remates de afuera de Boselli y Chávez (reemplazó a Castromán, quien se retiró lesionado) que se fueron cerca. Antes del final, más expulsados: Ponzio por doble amarilla y Cabral por agresión a Paletta.

Y River se tomó revancha nomás... Fue 3 a 2 para los Millonarios, y hubo que esperar hasta el último partido del verano para ver un poco de emoción en este comienzo de año que dejó poco y nada en los futbolístico. Ahora, en tan sólo cinco días, vuelve el fútbol oficial. Y los de Simeone festejaron a lo grande: se quedaron con el Pentagonal y con esta Copa Revancha. ¿Repetirán en el Clausura y la Copa, en uno de los dos o en ninguno? Habrá que esperar para saberlo...

DAMIÁN ORLANDI

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