Diferentes son las características de otro equipo que tuvo un 2007 inolvidable. Arsenal obtuvo la Sudamericana, le ganó a River y a Boca y comenzó el campeonato con el pie derecho y, lo que es importante en el largo plazo, demostró en el debut ante Huracán que su identidad futbolística sigue estando vigente: dejar que el rival proponga, esperar bien parado, presionar en todo el campo y aprovechar los espacios que se generan en las contras.
Con esa fórmula repleta de virtudes, los dirigidos por Gustavo Alfaro conquistaron América, pero esta noche, la historia pesó más: Colón había llegado antes al continente, por eso el Arse se rindió a sus pies y el Sabalero pisó fuerte en el Cementerio.
Para aclarar un poco más el panorama, el conjunto de Leonardo Astrada supo cómo contrarrestar el juego de los de Sarandí y exprimir al máximo su potencial de ataque. El primer tiempo fue parejo y se pareció mucho más a la versión de la película que los de Alfaro querían ver: Colón llegaba, tenía mucho más la pelota, pero no lastimaba.
En el complemento, los ingresos de Hernán Encina y Martín Cardetti, más el talento aportado por Rodrigo Díaz, fueron fundamentales y a la vez decisivos para que el local se quedara con los tres puntos. Primero fue el Chapulín quien definió con un latigazo de zurda que resultó imposible de detener para el "recuperado" Mario Cuenca. Posteriormente, Darío Gandín la taqueó para el Rengo, quien jugó un pase perfecto hacia atrás y el venezolano César González anotó el segundo, el que liquidaba la historia.
Cuando faltaban cinco minutos, Saúl Laverni (demasiado protagonista del juego) expulsó de forma controvertida a Aníbal Matellán y eso terminó de desmoronar la estructura de Arsenal. En tiempo de descuento, otra vez González apareció en el área y, aprovechando un rebote que dio el arquero visitante, selló el 3 a 0 para Colón.
Exagerada la diferencia, pero qué le importa al Sabalero, que consiguió un triunfo que -por lo hecho por los de Alfaro en el último tiempo- será difícil de imitar para otros y que le viene como anillo al dedo para escapar del descenso y la promoción.
DAMIÁN ORLANDI
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