A los que apostaron por Defensor
Sporting en las casas de apuestas seguramente se los denominó optimistas o, en una sintonía más elevada, ilusos. Sin embargo, ese favoritismo casi nulo con el que llegaban los uruguayos a La
Bombonera tras el 2 a 2 en
Montevideo se transformó en batacazo. Y, por supuesto, los osados que confiaron en Defensor se llenaron los bolsillos. Boca fue una versión opaca, con más ganas que fútbol para aproximarse al arco de Silva. Pero en ese primer tiempo,
Forlín marcó mal a De
Souza y éste fusiló a
Abbondanzieri para dejar anonadado a todo simpatizante
Xeneize. Quedaba tiempo y ningún
localista se atrevía a pensar en la eliminación. Pero los minutos iban expirando, los dirigidos por
Ischia entraron en desesperación y en el complemento carecieron mucho más de ideas que en la primera manga. Pese a que
Gracian,
Figueroa y
Gaitán saltaron a la cancha, a Boca no le alcanzó para vulnerar la valla del conjunto conducido por el
Polillita Da Silva, quien planteó un partido audaz y efectivo. Así, Defensor
Sporting impidió el duelo en cuartos del que tanto se habló entre Estudiantes y Boca y, enfocado claramente en el
bicampeonato en su país, demostró que con fuerza, humildad y trabajo se puede triunfar a nivel sudamericano.
Las dudas en el porvenir del seis veces campeón de la Libertadores: ¿Sigue Ischia? ¿Existe una interna fuerte dentro del plantel? ¿Quién armaba el equipo? Interrogantes que se irán resolviendo o, en algunos casos, pueden yacer en la oscuridad.
GERMÁN MARTINA
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