El cruce de estilos se hacía presente en la capital trasandina: el metódico Basile visitaba a un "Loco" revolucionario que, muy dentro suyo, seguramente quería que sus dirigidos derrotaran a la Selección de su país natal, de la cual se fue acusando falta de energía para continuar y criticado hasta el hartazgo por los hinchas y gran parte del periodismo. Lo cierto es que, por aquel entonces, la Argentina de Bielsa arrasaba en las eliminatorias y no dejaba dudas de su poderío. Claro, la tempranera eliminación en el Mundial de 2002 desmoronó esa ilusión que se había creado en torno a un equipo que prometía quedar en la historia, pero defraudó. Fracasó.
El team de Basile, se sabe, no anda derecho. Hoy, el técnico hizo la misma que con Perú, partido en el que la Argentina jugó muy mal y terminó empatando. Esa "misma" a la que me refiero es el maldito "triple 5". No hay dudas de la jerarquía de Mascherano, Ledesma y Cambiasso. Los tres merecen estar en la Selección, pero para ellos tres, para Banega, Gago y hasta el propio Battaglia, sólo puede haber uno o, máximo, dos lugares en la alineación titular en cualquier partido. Primero, porque ninguno de ellos está acostumbrado a jugar por los costados y segundo, porque si ese "triple 5" se pone en cancha, no hay posibilidad de que dos volantes externos actúen por las puntas, para que tres defiendan y los sólo dos ataquen. Cuando el "triple 5" se hace presente, no hay otra que jugar con cuatro en el fondo (dos laterales con ida y vuelta) y los de adelante que se las arreglen solos.
Esta noche, todos fueron problemas. Porque encima que el DT otra vez planteó todo al revés, Bielsa y su Chile estuvieron iluminados y pudieron golear. Sólo en eso falló la "Roja", en la efectividad. Heinze como lateral no rinde, o va de "6" o al banco. No es imprescindible su presencia. Zanetti ya no tiene la sorpresa de años atrás y sus actuaciones son cada día menos rescatables. Ni siquiera su experiencia lo ayuda a sobresalir. En el medio, lo dicho: el triple 5 hizo agua por todos lados, porque el mejor 5 del mundo (Mascherano) jugó de 8 y, cuando el entrenador se avivó, ya era muy tarde.
El desconcierto fue total. Messi no tuvo más de tres partidos consecutivos como enganche. Su lugar en el Barsa es de la derecha hacia el centro, pero los caprichos de Basile lo impulsaron a poner a la "Pulga" en ese lugar del campo por la ausencia obligada de Riquelme. Y Messi no la tocó en todo el partido. No toda la culpa es del técnico, porque el mejor jugador del mundo para quien escribe estas líneas tampoco hizo mucho por aparecer. Cuando Agüero la tenía, Messi estaba en otra; inconexos los dos, Argentina careció de creatividad para llegar al arco contrario. Porque la presencia ausente de Milito en el primer tiempo fue notable. También se le reprocha al "Coco" no haberlo bancado unos minutos más en el segundo tiempo, más teniendo en cuenta que Bergessio, el reemplazante del delantero del Genoa, tampoco la vio pasar en los 45 minutos finales.
Lo único rescatable, para este humilde analista, fue la primera participación de Sand con la camiseta albiceleste. "Pepe" entró a diez del cierre y mucho no pudo hacer, como sus compañeros en los restantes 80 minutos.
La Selección sigue dejando muchas dudas. No se juega a nada y, lo que es peor, no se hace nada por cambiar. Es todo muy esquematizado, no hay vértigo. Ahora bien, si a la Argentina de Bielsa le fue muy bien en las eliminatorias, pero mal en el Mundial, y me aseguran que pasará la inversa con la de Basile, ya mismo estoy poniendo la firma. Espero sentado...
DAMIÁN ORLANDI
No hay comentarios:
Publicar un comentario