Sin embargo, el Arsenal no es cualquier equipo. En la actualidad, los de Arsene Wenger son, para quien escribe estas líneas, el equipo que mejor juega al fútbol en el mundo y cuenta con dos futbolistas excepcionales: Cesc Fabregas y Emmanuel Adebayor.
El catalán es el mejor volante central del mundo (excelente ubicación, brillante pegada) y el delantero togolés aporta un cóctel de habilidad, velocidad y potencia que resulta letal para sus oponentes.
En torno a ellos, el Arsenal construyó, de menor a mayor, una de las victorias más importantes de su historia y, por lo que significa el conjunto italiano en esta competencia, fue protagonista del primer batacazo en la Champions.
El primer tiempo comenzó siendo dominado por el Milan, hasta que Cesc se hizo del balón y todo el equipo inglés se iluminó. Un tiro en el travesaño y un penal no cobrado fueron las princpales acciones a favor del Arsenal.
En el complemento, fue todo más parejo, aunque los de Arsene Wenger siempre fueron superiores. Entre Fábregas y Mathieu Flamini anularon a Kaká, y allí estuvo la clave.
A 6 del final, la tomó el español, recorrió terreno libre con la pelota en sus pies y remató un derechazo bajo, perfectamente esquinado, que hizo estéril el vuelo de Zeljko Kalac (el mejor del Milan). Los Gunners ya estaban adentro. De todas formas, en tiempo de descuento, Theo Walcott desbordó y Adebayor la empujó.
2 a 0 ganó el mejor, el que siempre buscó y el que cuenta, entre sus filas, con futbolistas con hambre de gloria. Allá va el Arsenal...
DAMIÁN ORLANDI
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