Una cara desconocida mostró el equipo de Gustavo Alfaro esta noche. En el gigantesco estadio del Maracaná, los brasileños jugaron a lo que saben: movieron la pelota a lo ancho del campo, aprovecharon al máximo la velocidad de sus laterales y la técnica y efectividad de sus atacantes.
14 minutos duró el partido ideal que pensó el técnico de Arsenal. Ese en el que el equipo nacional maneja la pelota con cautela, paciencia, sin desesperarse y buscando los espacios y el momento justo para golpear al rival. Con ese método, los de Sarandí se quedaron con el título el año pasado. Pero en el minuto anterior al cuarto de hora, todo se desvirtuó con un golazo: Thiago Neves clavó un zurdazo de tiro libre y abrió el camino...
A los 25, Dodó definió de manera brillante, pegándole de primera, en el aire y al primer palo de un Cuenca que, esta noche, sólo la vio pasar. Antes del final del primer tiempo, otra vez Dodó pasó a tres con gran velocidad y habilitó a Gabriel para que este la pique con gran jerarquía.
Al segundo tiempo llegaron con tres de ventaja, pero el Fluminense no se conformó. Nuevamente Dodó (imparable volea), Washington (definición sutil) y Cicero (zurdazo desde afuera); completaron la goleada.
Arsenal nunca reaccionó y se viene a Buenos Aires con una derrota que, obviamente, no esperaba. De todas formas, lo positivo es que este golpe fue asestado a tiempo: todavía le quedan cuatro partidos para recuperarse y volver a soñar con ser, por qué no una vez más, el mejor del continente...
DAMIÁN ORLANDI
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