...Ni va a cambiar. Lejos de querer intervenir en la actividad política y sin intención de entrometerme en todo lo que concierne a las disposiciones que corren por cuenta de quienes nos gobiernan, éste fin de semana en el fútbol argentino, quedó una huella de dolor, la cual significa una nueva (y más que reiterada) advertencia sobre los acontecimientos que se continúan sucediendo y que nunca merman. El hecho de vislumbrar que hace mucho tiempo que no se producen sucesos de violencia en nuestro fútbol, o mejor dicho, que no se provocan muertes, nos hace caer en la ingenuidad de pensar, que la violencia se ha esfumado de nuestra sociedad. Pero éste fenómeno que genera la tristeza de muchas personas, específicamente de los más cercanos a quienes finalmente terminan siendo víctimas (porque la realidad indica que uno se lamenta en estas ocasiones y sólo las sufre cuando lo vive en carne propia), permanecía en silencio, oculto y esperando para salir a hacer de las suyas.
Por eso mismo, éste asunto corre por cuenta de todos. Desde nuestros estimados gobernantes,
quienes siguen sin tomar cartas en el asunto y al parecer hacen "ojos ciegos", de lo contrario se hubiese notado una mejora; de la seguridad impuesta en las calles de cada uno de los puntos de nuestro país que hasta nos lleva a pensar que tiene una función inoperante, y cada uno de nosotros. La concientización que necesitan quienes dicen ser hinchas de los clubes resulta remota y hasta podría ser objeto de una pregunta retórica tal como "te pensás que van a reflexionar?".
Todos éstos argumentos en contra nos llevan a pensar que no hay salida (es una lástima pensar así y hasta suena pesimista) pero en la República Argentina no se aprende y no hay garantías de seguridad. Por eso, el accionar de los delincuentes, porque esa es la denominación que merecen y que mejor les cabe, no deja lugar a la ilusión de que el fútbol continúe en paz, y que nos obliga a afirmar que ésto no va a cambiar.
GERMAN MARTINA
lunes, 17 de marzo de 2008
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