Por el lado de Tigre, sin dudas que el resultado era inimaginable debido a la campaña del torneo pasado y a tres factores positivos que lo acompañaban esta noche: habían vencido en la primera fecha, por lo que el ánimo estaba por las nubes; recuperaban a Santiago Morero, Juan Carlos Blengio y Román Martinez, jugadores fundamentales en la estructura del equipo; y, en consecuencia, volvían al esquema tradicional (3-4-1-2), ése que tantas alegrías le dio a Diego Cagna y a sus dirigidos.
Pero como adelantamos, Independiente fue mucho más durante gran parte del partido. Es cierto que empezó dormido, ya que Martinez pudo abrir la cuenta para los de Victoria, pero su cabezazo dio en el travesaño. Eso, sin quererlo, despertó al Rojo. La gente que llegó al estadio de Racing para presionar, más que alentar al equipo, se empezó a hacer escuchar. Los de Troglio captaron el mensaje y empezaron a jugar. Y golearon.
Morero -en contra- y Daniel Montenegro, la figura de la cancha, adelantaron al local en el primer tiempo. En el complemento, Gastón Machín madrugó a la defensa del Matador, a los 4, y aumentó la diferencia. Un penal inexistente cobrado por Federico Beligoy fue cambiado por gol por Néstor Ayala. Tigre descontó y se animó a más, pero otra vez el Rolfi apareció para liquidar la cuestión.
Ganó Independiente y respira su gente. Ganó Independiente y, sobre todo, respira Troglio (no nos gusta decirlo, pero es el fútbol en el que vivimos y hay que adaptarse, lamentablemente).
*Germán Denis (Independiente) y Matías Giménez (Tigre) vieron la roja en el primer tiempo.
DAMIÁN ORLANDI
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