sábado, 12 de abril de 2008

COLON Y SU SANTA FE

Resulta sorprendente ver a un equipo como Colón en zona de peligro. En los últimos tiempos, tal vez desde hace 10 años hasta este tiempo (en 1997 fue subcampeón, lo que le permitió jugar la Copa Libertadores), el conjunto santafesino se ha caracterizado por tener planteles para pelear arriba, pero nunca terminó de concretar una campaña regular y siempre concuye penando en cada certamen. Por ello, la realidad del Sabalero hoy lo encuentra en Promoción, y una racha adversa lo puede mandar nada menos que a la B Nacional.

Hace instantes, los santafesinos consiguieron un triunfo vital para esperanzarse con un futuro lejos de ese lugar indeseado. Su segunda víctima consecutiva (derrotó a Independiente la fecha pasada) fue Huracán. Antonio Mohamed hizo que su equipo de toda la vida se rindiera a sus pies en el último instante del partido. Para llegar a ese momento, debemos analizar lo ocurrido de principio a fin en el Cementerio de los Elefantes.

En el comienzo del primer tiempo, el Globo fue un poco más, aunque luego Colón mejoró a través del peligro llevado al arco de Marcelo Barovero por intermedio de Darío Gandín, sobre todo. Promediando la misma etapa, los de Claudio Úbeda volvieron a mejorar y se perdieron tres tantos (uno de Andrés Franzoia, otra de Franco Mendoza y la restante de Alan Sánchez) debido a las buenas reacciones del otro arquero, el local Sebastián Blázquez.

En el complemento, reinó la paridad. Ambos conjuntos buscaban la victoria a su manera. La visita, a través del juego asociado, era más. Federico Poggi se puso el equipo al hombro y no perdió una pelota. Tuvo un partido brillante. Lo mismo va para Barovero, quien le tapó el tanto ya hecho a Germán Rivarola, luego de una apilada de Ariel Garcé. Lo que no pudo evitar el ex "1" de Atlético Rafaela fue que Rubén Ramirez, abajo del arco y a dos del final, anotara el único tanto del encuentro y le diera el triunfo a los santafesinos, que no pierden la fe.

DAMIÁN ORLANDI

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