Las miradas estaban puestas en ver si el local podía hacerse fuerte en Arroyito o si el poderío individual del visitante finalmente terminaría festejando. No pasó ni una cosa, ni la otra.
El encuentro, de principio a fin, fue disputado. Riquelme estuvo apagado la gran mayoría del tiempo y eso Boca lo sintió. Por el lado del Canalla, se vio un esquema cerrado que no le permitió al Xeneize acumular situaciones claras de gol. Emiliano Papa cumplió casi a la perfección la doble función de marcador y lateral con proyección. En la totalidad del partido, el ex Vélez dejó un zurco por la izquierda y Jonatan Maidana, reemplazante de Ibarra, lo sufrió y mucho.
Sin embargo, y cuando parecía que el match iba a finalizar igualado sin tantos, Riquelme se iluminó por única vez en la tarde y habilitó a Rodrigo Palacio, quien apareció perfectamente habilitado a las espaldas de los centrales, enfrentó a Cristian Álvarez y, luego de estirarla hacia su derecha, definió con el arco a su disposición.
Pareció que Boca se lo llevaba, pero no. Tomás Costa y Damián Díaz (ingresó en el segundo tiempo) se pusieron el equipo al hombro y empujaron, con buen fútbol, a la defensa de Boca a su propio arco. En un tiro libre en mitad de cancha, la última línea Xeneize se durmió y el capitán de Central, Cristian González, remató con un zurdazo desde 25 metros que resultó imparable para Mauricio Caranta.
El 1 a 1 fue justo. Boca mostró una cara similar a la del verano y deberá mejorar su versión futbolística para tener aspiraciones de triunfar.
DAMIÁN ORLANDI
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